Garrapatas

Esta mañana he encontrado detrás de la oreja de mi perro dos pequeñas garrapatas. Más allá del enorme asco que estos bichos me producen y de la molestia que le suponen a mi mascota, lo evoco por lo insólito del espectáculo, ya que he visto como uno de los insectos estiraba sus patas, casi siempre invisibles, como en un extraño gesto de distensión, mientras permanecía agarrada con sus mandíbulas a la carne del can.

No me preguntéis por qué, pero no he podido evitar pensar que la infrecuente imagen que me ofrecía ese parásito era como una metáfora de la crónica del congreso del PP que acababa de leer. Aunque no sé si el extermio radical con el que me he apresurado a proceder por el bien de mi mascota sea acaso comparable a la renovación de la ejecutiva que ha llevado a cabo Rajoy. Pero lo cierto es que yo, que jamás votaré al Partido Popular, porque sus bases ideológicas y sus propuestas son la antítesis de mi concepción de un Estado y de una sociedad progresista y moderna, justa e igualitaria, he sentido estos días una inevitable solidaridad con el líder popular y, lo reconozco, un enorme alivio al ver que perdían cuota de poder en el partido conservador los aznaristas y el propio presidente de honor de esta formación política.

Y, sí, lo confieso, me resisto a nombrar a ese tipo con bigotito que se las da de gran estadista pero se dedica a maniobrar sin dar la cara, a socavar las opciones que él no quería que sus sucesores asumieran, pero sin lograr, por otro lado, construir una alternativa. Me resisto a dar una razón más a los buscadores informáticos para encontrarle y elevar en la red una relevancia de su nombre que sus ideas no merecen. Acabé asqueada de ocho años de “conmigo o contra mí” y os propongo eso: un pacto de silencio para no nombrarle nunca más, ni siquiera para criticarle; un pacto para situarle a él a la altura de la irrelevancia de su inicuo pensamiento. Será éste un pacto que hará innecesario el “¿Por qué no te callas?”, porque le cubriremos de silencio hasta hacerle desaparecer. ¿Qué os parece?

Aunque me temo que un entomólogo me diría que para exterminar a las garrapatas hay que usar métodos más contundentes que silenciar su nombre.