El espejo del perro

Hace un par de días me llamó mi amigo Xavier Caño. Xavier es un periodista catalán que se enamoró en Madrid y que allí vive, aunque conserva muchos amigos, como yo misma, en Cataluña. Le conocí hace unos años, cuando vino a ofrecerse como voluntario para colaborar con Intermón Oxfam, porque Xavier es una de aquellas personas íntegras y responsables que cree que debe hacer algo útil —por los demás y por sus valores— con el tiempo del que dispone. Y es generoso: sigue colaborando con Intermón Oxfam, y con Amnistía Internacional, y con Solidarios para el Desarrollo.

Y fue con Solidarios… con quien empezó el proyecto del que quiero hablar: El espejo del perro, la revista literaria de los reclusos y reclusas de la cárcel del Soto del Real, que Xavier coordina y que surgió de un Taller de Narrativa, que es para sus participantes —según me cuenta Xavier— la puerta por la que pueden sacar sus corazones y sus mentes a un espacio libre de rejas, y volver a empezar a ser de nuevo ciudadanos y ciudadanas normales —si es que la literatura puede ser considerada, de algún modo, un espacio normal—. Entendedme, lo normal no se opone aquí a lo anormal, sino a lo excepcional, al estigma que sigue suponiendo para cualquier hombre o mujer, sea cual sea su delito, sea cual sea su grado de culpabilidad o su voluntad de enmienda, el estar o haber estado en prisión.

Como decía la “Tercera página” del nº 5 de El espejo del perro: “Los presos no son santos ni son inocentes (aunque alguna vez sí), pero pueden ser recuperables”, y leer y escribir, como les propone Xavier en sus talleres, es, incluso para los que estamos fuera, un esfuerzo de reconstrucción personal permanente (¿y, si no, a qué tanto blogger?) del que sólo pueden salir cosas buenas, sea cual sea el balance final. No en vano el primer ejercicio que les propone Xavier es escribir “desahogos”, que es como limpiarse las entrañas de la bilis que genera la reclusión, incluso cuando uno pueda llegar admitir que es justa o merecida.

Ahora, justo cuando lo que era revista “clásica”, en papel, está a punto de convertirse en website, el proyecto de El espejo del perro ha sido cuestionado por la dirección de Solidarios… No se sabe si la inquietan las recurrentes reclamaciones, desde la “Tercera” de la revista, de una apuesta más decidida de la administración penitenciaria por la reinserción o, si, simplemente, esa reinserción ha “caído” de las propias prioridades de la organización.

Sea como fuere, sería una lástima que este espejo casi mágico, por el que un puñado de hombres y mujeres aprenden, como Alicia, cómo “pasar al otro lado”, se hiciera añicos. Siento la pasión de Xavier al otro extremo del hilo telefónico (otro día revisaré esta metáfora tan poco apta para móviles) y sé que será difícil torcer su determinación. Releo algunos cuentos y siento que dejar de editarlos sería como volver a encerrar a sus autores: una pena terriblemente injusta.

3 thoughts on “El espejo del perro

  1. Ola, que ha ocurrido con la publicación “El espejo del perro” ?
    Leí uno de sus números en Francia y me pareció genial. Se sigue publicando? Me interesaría cualquier información al respecto.

    1. Hola José Luís,

      No sé si la publicación en papel se ha seguido publicando, pero el blog http://elespejodelperronegro.blogspot.com.es/ no se actualiza desde 2012. En todo caso, mi amigo Xavier Caño, con quien ahora hace un tiempo que no hablo, sigue publicando regularmente su blog “¡Por razones!” (https://xacata.wordpress.com/) y supongo que a través de este canal podrás contactar con él y preguntarle.

      Espero que esta información te sea útil.

      Adela

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