Bassat

¡La conexión emotiva ha muerto! Bueno, quizás sea un poco exagerado expresarlo así, pero lo que nos ha dicho esta mañana Lluís Bassat se le acerca bastante. En tiempos de crisis, los consumidores tienden a meditar mucho más sus decisiones, y la publicidad basada en estilos de vida no aporta razones significativas para guiar esas decisiones. Eso a parte del problema consanguineo a cualquier moda creativa: que todos los anuncios acaban pareciendo el mismo, o que a base de querer mostrar sensaciones en lugar de ofrecer argumentos devienen en metáforas totalmente incomprensibles. Para ejemplo, el anuncio de un móvil que estos días emiten varias televisiones y que ofrece por toda imagen dos pies enfundados en zapatillas deportivas que se elevan levitando desde un suelo encharcado por la lluvia; si no recuerdo mal, el eslogan dice algo así como que si quieres vivir cada día cosas sorprendentes te compres el móvil en cuestión (que, por cierto, no se muestra en un solo fotograma del anuncio).

“Llevo 30 años en esta profesión”, decía esta mañana Bassat, “y, a veces, cuando acabo de ver un anuncio en TV me dan ganas de llamar por teléfono y decirles ‘vuelvan a pasarlo, por favor, que no he entendido nada’“. Creo que no es el único al que le sucede, aunque respecto a ciertos productos y ciertas marcas, igual salimos ganando si ni se entienden los anuncios ni se vende el producto.

Bassat ha dicho muchas más cosas interesantes, que dan para futuras entradas.

Anuncios y despedidas

Titulas una entrada Garrapatas y aparece automáticamente un anuncio sobre trampas para plagas caseras, hablas de ONG y corres el riesgo de que aparezca en tu blog el adword de aquella organización de la nunca te harías socio porque no te merece ninguna confianza… Son las cosas de Internet.

Tenía abandonados mis Escrit(o)s, porque han ocupado mi tiempo las despedidas de algunos amigos (Pere Prat, Johnny Griffin) y las prisas y calores del cierre de curso, además de algún que otro accidente casero. También me dio trabajo una reflexión sobre una fuente destrozada por el vandalismo post-Eurocopa que se cebó en mi ciudad, como en otras de toda España, aunque el tema de fondo no era ese, sino la desmemoria de las urbes y sus gestores, y como la falta de compromiso con el patrimonio (no sólo con su higiene, sino también con su sentido, con su logos) puede llegar a ser tan destructivo como el pathos que arrastra a las personas ocultas en una masa y nubla su juicio social. ¡Ui, qué pedante me ha quedado!

El viernes empiezo mis vacaciones y tengo intención de frecuentaros más. Así que estad atentos.